Superando la Culpa y el Síndrome del Objeto Brillante
Hace unos días en una de mis llamadas con Clara, una de mis clientas, me confesó que se sentía una fracasada porque hacía meses que estaba dándole vueltas a un asunto que no lograba resolver.
Después de años de llevar adelante una clínica estética, Clara vio la oportunidad de lanzar un nuevo programa de bienestar integral y vendérsela a sus clientes. Al principio, todo parecía ir bien; las ventas iniciales eran prometedoras y Clara se sentía en la cima del mundo. Sin embargo, a medida que pasaron los meses, las ventas no crecían, sus clientes la seguían recomendando, pero eso no era suficiente para mantener el negocio, tenía que ampliar sus horizontes y era algo que le aterraba. Su mente se llenaba de dudas: “¿Por qué me metí en esto? ¿Debería haber elegido otro camino?”.
Esto me llevó a querer escribir este artículo, para ayudarte si estás pasando por algo similar a lo de Clara, y antes que nada decirte que es mucho más común de lo que piensas.
Cuando un programa o negocio no funcionan como se esperaba al momento de crearlo, es muy común que los emprendedores caigan en un espiral de autocrítica que afecta no solo su motivación, sino también su capacidad para buscar alternativas para mejorar su situación. Es fundamental entender que los fracasos de un negocio no son un reflejo del valor personal de quien lo dirige.

Separa tu Valor Personal del Éxito del Negocio
Es importante aceptar que no siempre las cosas saldrán como deseamos. Muchísimos programas fracasarán en su primer intento. Aceptar esta realidad nos ayuda a aprender y crecer, y sobre todo, a no renunciar. Sin embargo, es fácil caer en pensamientos y comportamientos destructivos.
Lo primero que tienes que entender (y creer) es que los fracasos de tu negocio no son fracasos personales. En el camino del emprendimiento, es fácil caer en la trampa de asociar el éxito de tu negocio con tu valor personal. El primer paso para Clara fue darse cuenta de que los fracasos y éxitos en su negocio no definían quién era como persona, eso le abrió el camino para mantenerse más centrada en lo que realmente importaba y adoptar una mentalidad de crecimiento en lugar de una mentalidad fija, que la estaba manteniendo paralizada en el lugar donde estaba.
Mantén el Foco en lo Importante
Separar tu identidad del éxito de tu negocio te permite evaluar tus acciones y resultados desde una perspectiva objetiva. En lugar de ver un fracaso como una derrota personal, puedes analizar lo que salió mal y qué lecciones puedes aprender de la experiencia. Esto te ayuda a enfocarte en mejorar y ajustar tus estrategias sin la carga emocional que puede venir de sentirte insuficiente.
Cuando tu autoestima no está atada a los altibajos de tu negocio, puedes tomar decisiones más racionales y estratégicas. Esto es fundamental en el mundo del emprendimiento, donde la adaptabilidad y la resiliencia son claves para el éxito a largo plazo.
Fomenta la Motivación
La mentalidad de crecimiento se basa en la creencia de que las habilidades y la inteligencia pueden desarrollarse con el tiempo a través del esfuerzo, la formación y la perseverancia. Cuando separas tu valor personal del éxito de tu negocio, te das la libertad de adoptar esta mentalidad y en lugar de intentar tapar e ignorar tus errores y tus fracasos, empiezas a ver cada desafío como una oportunidad para aprender y mejorar.
Cada error se convierte en un escalón hacia el crecimiento en lugar de un impedimento. Te permites explorar nuevas ideas, experimentar con diferentes enfoques y salir de tu zona de confort sin el temor de que tus fracasos reflejen tu valor personal. Esto no solo fomenta una actitud positiva, sino que también te impulsa a seguir adelante a pesar de los contratiempos.
El Síndrome del Objeto Brillante
El Síndrome del Objeto Brillante ocurre cuando te dejas distraer por nuevas tendencias, consejos y ofertas que parecen atractivas. Es fácil caer en la trampa de creer que cambiar de enfoque es la solución mágica cuando un programa no está funcionando. Ver un video en Instagram o leer un artículo que promete resultados instantáneos puede hacerte pensar que necesitas probar algo nuevo.
Sin embargo, este ciclo de constantes cambios puede llevarte a un callejón sin salida. Cambiar de estrategia no siempre soluciona los problemas; muchas veces, lo que realmente necesitas son ajustes dentro de la estrategia que ya tienes. Cambiar constantemente de rumbo solo genera frustración y te puede dejar más lejos de tus objetivos. En lugar de buscar lo nuevo, enfócate en optimizar lo que ya has construido.

La Realidad de los Cambios de Precios y la Creación de Múltiples Ofertas
Uno de los primeros impulsos al ver un bajo rendimiento es considerar cambiar los precios. Es un error común pensar que un cambio de precio solucionará el problema. En la mayoría de los casos, el problema no radica en el precio, sino en otros factores que deben ser abordados.
Otro error común es crear múltiples ofertas o cambiar la que ya tienes. Muchas veces, los emprendedores piensan que si una oferta no funciona, simplemente deben crear otra. Esto puede llevar a un negocio saturado de ofertas que no cumplen con las expectativas.
Cuando te concentras en una sola oferta, desarrollas al máximo tus habilidades para vender esa oferta particular. No solo mejoras en marketing y ventas, sino que también puedes dedicar más tiempo a perfeccionar el programa en sí. Esto resulta en mejores resultados para tus clientes, quienes se convierten en tus principales embajadores de marca. La mejor promoción para tu programa es tener clientes felices que sientan que realmente los ayudaste.
Al principio, es posible que tengas un programa que funcione bien durante meses. Esto puede ocurrir por cambios en el mercado o en las necesidades de los clientes. En estos casos, el primer paso debería ser ajustar la existente en lugar de abandonar el barco.

El camino del Emprendimiento Está Lleno de Altibajos
El camino del emprendedor está lleno de altibajos. La clave es aprender a manejar la culpa y el síndrome del objeto brillante, así como establecer una base sólida con una oferta bien definida. Los fracasos son oportunidades de aprendizaje y que tu valor como persona no se mide por el éxito de tu negocio. Mantente enfocado, haz los ajustes necesarios y no te dejes llevar por las distracciones. Con perseverancia, enfoque y un poco de ayuda, vas a poder alcanzar tus metas y ayudar a quienes buscan tus soluciones.
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